domingo, 5 de febrero de 2017

día 27


"Que con tus pasos marcas un nuevo rumbo
en dirección a nuevas montañas que parecen menos altas
Con cada palabra que nace en tu garganta,
pequeña gran revolución" Izal


Colombia es un país que impresiona con su geografía desde el segundo en el que tu mirada se pierde por la ventanilla del avión y sólo logra ver montañas, verde y casas edificadas en lugares imposibles. Y es que a veces tienes la impresión de estar en un paisaje pintado con un realismo asombroso pero de escenario de cine. 
Bucaramanga es uno de esos paisajes: los colores, el blanco, el desorden, las casas de tres plantas en ladrillo y los edificios que se dibujan como torres de control en el horizonte, los autobuses que paran allá donde una mano se levanta en el camino y el enjambre de motos; pero si hay algo que destaca es su naturaleza.
Y de la naturaleza y de sus gentes va hoy este blog escrito con la nocturnidad de un domingo con ganas de llover y el sonido del ventilador de fondo. 

A los cuatro días de haber pisado territorio santanderiano tuve la suerte de subir a la Montaña de los Ermitaños, un lugar de culto en un entorno espectacular dónde descubrí que uno puede estar un poquitito más cerca del cielo en este país.

 La Cascada de las Golondrinas es una ruta de unos 7 kilómetros (ida y vuelta) que comienza en Piedecuesta (municipio que forma parte del área metropolitana de Bucaramanga) que ofrece una vista de la ciudad desde una altura máxima de 1500 metros y dónde se puede disfrutar de las cascadas del Edén y de las Golondrinas si te atreves a seguir adentrándote en la montaña.
Vista de la ciudad


Cascada de las Golondrinas

Cascada de la finca El Edén

Cascada las Golondrinas



Y por último, el Acua Parque Nacional Chicamocha (Panachi) que disfruté en la compañía de una argentina con la que comparto tiempo, espacio y antojos de pizza en los Hogares Teresa Toda. Se encuentra a una hora aproximadamente desde "Papi quiero piña" que es la parada desde donde salen los buses que van al Parque y a San Gil. Unas ocho horas de pura fascinación por el entorno, disfrutando de alguna actividad de riesgo, del teleférico que cruza el cañón del Chicamocha hasta la Mesa de los Santos y del acuaparque viendo como atardece entre un sínfin de montañas que nacen a tus pies.





Monumento a la santendereanidad y altura máxima del parque
Monumento a la santendereanidad  y altura máxima del parque.




Vista desde Mesa de los Santos

Teleférico



Acuaparque



Antes de llegar aquí ya había experimentado el efecto de la desconexión de la mente a través de la actividad del cuerpo, recuerdo a cada paso a quién me ha terminado de enseñar que los problemas y los nudos en el estómago hay que caminarlos para que sanen. Caminar ayuda a que Colombia se digiera en mi barriga y en mi corazón, a volver a la realidad con la que trabajo a diario con una nueva sonrisa y la mente más despejada, a echar "un poco menos de menos" a mi norte y a grabar a fuego a esta Colombia bonita y salvaje.
Ayer decoré mi habitación y es un poco (bastante) más mía

1 comentario:

  1. Han encontrado a un guía de lujo para el país!
    Qué maravillosamente describes sus maravillas!
    Te queremos

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